Ayer estuve en las instalaciones deportivas a las que vamos un grupo de amigos únicamente a jugar padel. Nos sale una hora y veinte minutos a 2 euros cada uno, es decir ocho euros entre los cuatro. Allí echamos un rato bueno entre nosotros. Son instalaciones públicas, las pistas están bastante bien, son nuevas con pavimento de césped artificial y cerramiento de malla de alambre y cristales de vidrio. Además la mayoría están cubiertas con una gran estructura metálica y lona, son muy chulas. Nos vestimos en el vestuario que está disponible para los aficionados a ese deporte, al fútbol siete, al atletismo o al golf, y, la verdad, es que este si que es algo cutre y da la impresión de estar sucio, con el mobiliario viejo y un poco oxidado. El extractor del aire tiene una manta de pelusa que poco a poco lo va cubriendo. Paso de ducharme allí, sólo lo uso para lo mínimo que es cambiarme de ropa.
De entre la gente que anda por allí, el otro día vimos en el gimnasio a un deportista ya mayorcito practicando boxeo. Golpeaba con los puños -llevaba los guantes de boxeo puestos- un pilar de hormigón del edificio, nos quedamos impresionados. Al salir nos dijo que él de joven había sido boxeador olímpico y que en su época no había tantas cosas como hay hoy para entrenarse, de modo que golpeaban muros y saltaban la comba subiendo por zonas con muchas pendientes, entonces dijo que había pocos medios y que las cosas se hacían así.
De entre la gente que anda por allí, el otro día vimos en el gimnasio a un deportista ya mayorcito practicando boxeo. Golpeaba con los puños -llevaba los guantes de boxeo puestos- un pilar de hormigón del edificio, nos quedamos impresionados. Al salir nos dijo que él de joven había sido boxeador olímpico y que en su época no había tantas cosas como hay hoy para entrenarse, de modo que golpeaban muros y saltaban la comba subiendo por zonas con muchas pendientes, entonces dijo que había pocos medios y que las cosas se hacían así.