miércoles, 23 de febrero de 2011

Puntos luminosos en la oscuridad

     Hoy estaba intentando echar la cabezadita tras el almuerzo, recostado en el sofá, mientras sentía como bañaba la sala los rayos de un Sol impresionante que se colaban por la ventana. Así con los ojos cerrados, intentaba descansar en un rato del ajetreo de la mañana, cuando veo cuatro puntos luminosos  que lucían en la oscuridad que generaban mis párpados. Me dije, juguemos. Me concentré en mi pensamiento para reducirlos a tres y, ¡hecho!, se redujeron a tres. Triunfo este que me hizo creérmelo, es cuestión de usar el poder de la mente, así que me concentré de nuevo y, ¡hecho!, se redujeron a dos. Pensé, ahora que sea uno. Me concentré y, ¡hecho! Ahora que desaparezca el único que queda, me concentré y, ¡hecho!, ya no quedaba ninguno. Ahora voy a volver a verlos pensé, me concentré y, ¡nada!, no salió ninguno. Me concentré de nuevo y, ¡tampoco!, no lo conseguía crear, con lo fácil que me resultó borrarlos. Lo intenté una tercera vez y, ¡hecho!, salió un punto luminoso. Después un segundo, un tercero y un cuarto. Lo había conseguido gracias al poder de la mente. Me aburrí de seguir haciéndolo, así que cerré algo más fuerte los ojos y ya no veía ninguno, sólo la oscuridad, me adormecí un rato y cuando me espabilé, abrí los ojos, estuve un rato así y me dí cuenta de que había conseguido sacudirme una gran parte del cansancio que llevaba antes de ese rato de reposo.