lunes, 22 de junio de 2009

Algunos tinglaillos en el Prado de San Sebastián

En los Jardines del Prado de San Sebastián de Sevilla llevan varias semanas montando tinglaillos para que la gente se entretenga y algunos comerciantes, o artesanos, hagan algo de caja y, si es posible, ganen algún dinerillo. El primero que recuerdo empezó un viernes y sólo duró el sábado y el domingo siguiente. Me pareció muy poco tiempo por lo interesante que se veía. Era un mercadillo tipo medieval, con tenderetes, carpas, toldos y la gente con ropajes propios de esa época. En ella los artesanos vendían toda clase de artículos que ellos mismos crean, había un lugar para tomarse un bocado y beber algo, con una rica carne a la brasa. Disfruté mucho con una muestra que montaron de una gran cantidad de aves de presa. Vi allí desde águilas imperiales y águilas reales, hasta halcones, cernícalos, búhos, mochuelos, y buitres, prácticamente al alcance de mi mano. Lástima que ese día me encontraba algo malucho y no pude estar el tiempo que me hubiera gustado por allí, además como no llevaba cámara, y el móvil casi sin batería, no les pude echar ninguna foto, que ya me hubiera gustado.

Otra semana montaron una de artesanía de iberoamérica, ya sabéis de tenderetes y carpas en los que vendían cosas de los distintos países de América de habla hispana o portuguesa. Ese no me apetecía mucho, por lo que sólo estuve de paso por allí.

Ahora hay una gran carpa blanca, con un mostrador larguísimo, numerosos veladores y un pequeño escenario en el que hay actuaciones de grupos musicales durante unas doce horas diarias, desde el mediodía hasta la medianoche. Se llama Gambaria, y es un festival popular del marisco que cuecen allí mismo y venden a precios populares, dicen sus organizadores. En esa carpa, una caña cuesta un euro y veinte céntimos y un plato de gambas o langostinos seis euros, también hay cigalas a seis euros y medio, y pulpos a ocho euros. Para los que no les gusten esos manjares marinos hay jamón ibérico, caña de lomo, salchichón o queso duro. También unos paquetes de papas (patatas) fritas hechas en Los Rosales (Sevilla), muy ricas por cierto, a sólo un euro. Esto va a estar funcionando hasta el final de esta semana. Después imagino que montarán otros tinglaillos porque el verano no ha hecho más que empezar.

domingo, 21 de junio de 2009

Millennium

Me encuentro numerosas veces en periódicos, radios, blogs y televisión referencias a algunos de los libros de la trilogía Millennium de Stieg Larsson. Con esos nombres tan largos y extraños como:

- Los hombres que no amaban a las mujeres.
- La chica con una cerilla y un bidón de gasolina.
- La Reina en el palacio de las corrientes de aire.

Nombres desde luego muy apropiados para esta época en la que mucha gente se ha vuelto adicta a lo vacío, impreciso y nada claro ni adecuado. Estas tres novelas me parecen una vuelta a la novela de folletines, antes por fascículos y ahora por volúmenes, en los que el autor, fallecido desgraciadamente antes de haber podido disfrutar de sus grandes éxitos de ventas, recurrió a la táctica del "continuará", manteniendo los personajes y la facilidad de lectura, con un desarrollo lleno de sucesos sorprendentes y efectistas. Uniéndole el recurso de usar elementos misteriosos de forma bastante continua.

Sin duda, a su gran éxito habrá contribuido su cómoda y fácil lectura, la muestra de una sociedad con personajes bastante singulares, así como por haberse convertido en unos libros de moda de estos años. Ya sabemos a la gente le da por algo y acaban todos imitándose. Nadie se quiere quedar fuera del mundo.