miércoles, 13 de julio de 2011

Goodbye

Un día se empieza con algo y con el paso del tiempo llega otro día en el que se le pone el punto final. Ese es el día que le ha llegado a este blog tras algo más de cuatro años en la internet. Al principio fueron muchas horas para mantenerlo, más numerosas las entradas, frecuentes cambios de modelo, de fondo, de imagen de perfil, hasta de nombre porque no me acababa de gustar el que en un primer momento elegí. Cada cosa tiene su momento y no me veo llegar a viejo y seguir con esto. Habrá otras cosas que hacer, otras experiencias nuevas e interesantes, y quien sabe si algún día podré retomarlo.

Como final, quería agradecer a Google su gentileza por dejar gratis un sitio en Internet y la oportunidad de experimentarlo. También a los blogueros que me siguieron en su momento y que han ocupado un poco de su tiempo leyendo lo que escribía de lo que me sucedía, me contaban o surgía en las letras que pulsaba.

Aquí se acaba.

martes, 17 de mayo de 2011

Jacarandas


    Hay veces que pasas por los sitios y no te fijas en nada, vas tan sumido en tus preocupaciones que no ves lo que el mundo, la naturaleza y la vida te pone delante de tus ojos. Sin ir mas lejos, ayer mismo cuando pasaba por los caminos de unos jardines por donde suelo ir y venir a diario los días laborales, veo a uno subido en el poyete de uno de los estanques que allí hay, haciendo unas fotos al espacio abierto de la plaza que hay en esos jardines. Pensé para mis adentros que qué ganas de fotografiar aquella plaza a la que usualmente la veo como anodina, sin ninguna belleza ni nada de nada. Hay gente a la que le distrae fotografiar y quieren llevarse en la cámara cualquier pedazo de espacio que ven. Al pasar por su lado, ese hombre me  dirigió la palabra, con una dicción suave y agradable como si fuera argentino o uruguayo y muy educadamente me preguntó:
     - Señor, ¿sabe como se llaman esos árboles?
     Yo miré hacia dónde él me señalaba, y lo primero que veía a uno y otro lado eran palmeras de esas que se llaman washingtonianas, por eso lo miré y le dije:
     - ¿Qué árboles?
     Me parecía evidente que una persona que te pregunta así no podía preguntar por unas palmeras llamándolas árboles.
     Me volvió a indicar la zona frente a él, la que había fotografiado instantes antes. Yo volvía a ver unas hermosas palmeras y seguía sin poder creerme que se refería a ellas, así que antes de decirle que eran palmeras washingtonianas volví a insistirle:
     -¿Cuales?
     A lo que él con la misma dicción suave me aclaró:
    - Los de las flores.

     En ese momento vi que más lejos y por todos los costados del espacio abierto de la plaza hacia dónde señalaba aparecían unos árboles completamente llenos de flores de color morado claro, lo que llamamos de color lila. De inmediato le respondí:
     -Son Jacarandas.
     - Acarandas, me respondió.
     - Con jota, jacarandas. Le aclaré.
     Pareció tomar nota mentalmente del nombre.
     Yo seguí mi camino y me di cuenta de que llevo pasando días por allí y hasta que ese hombre no me preguntó por el nombre de esos árboles florecidos que a él tanto le gustaron, yo no los había visto.