Paseábase el rey moro
por la ciudad de Granada
desde la puerta de Elvira
hasta la de Vivarrambla.
Cartas le fueron venidas
que Alhama era ganada.
Las cartas echó en el fuego
y al mensajero matara.
Descabalga de una mula,
y en un caballo cabalga;
por el Zacatín arriba
subido se había a la Alhambra.
Como en la Alhambra estuvo,
al punto mandaba
que se toquen sus trompetas,
sus añafiles de plata.
Y que las cajas de guerra
aprisa toquen el arma,
porque lo oigan sus moros,
los de la Vega y Granada.
Los moros el son oyeron
que al sangriento Marte llama,
cuatro a cuatro y cinco a cinco
juntado se ha gran compaña.
Allí habló un moro viejo,
que de esta manera se expresara:
¿Para qué nos llamas, rey,
para qué es esta llamada?
Habéis de saber, amigos,
una nueva desdichada:
cristianos de braveza
ya nos han ganado Alhama.
Allí habló un alfaquí
de barba crecida y cana:
Bien se te emplea, buen rey.
Mataste los Bencerrajes,
que eran la flor de Granada,
cogiste los tornadizos
de Córdoba la nombrada.
Por eso mereces, rey,
una pena muy doblada:
que te pierdas tú y el reino,
y aquí se pierda Granada.
¡Ay de mi Alhama!
Anónimo de hace varios siglos
(con leves retoques de actualización de palabras)
2 comentarios:
Un buen amigo mio me envió este poema en andaluz antiguo hace tiempo. Yo no soy muy de poemas pero lo encontré y lo encuentro hermoso, colorido e incluso con olor.
Un beso
Bego
Yo lo tenía impreso de hace tiempo y el domingo salío de entre unos papeles cuando los ordenaba, le corregí algunas cosillas y me gusta más aún.
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