En la oficina tenemos una red de ordenadores, a ella están conectados las distintas impresoras y fotocopiadoras que hay repartidas por las plantas del edificio, algunas de ellas hacen una doble función: son impresoras y fotocopiadoras, también sirven para enviar faxes, en fín que esos aparatejos cada vez son más completos y complejos, gracias al enorme desarrollo que ha tenido la electrónica e informática en pocos años, pero esto no significa que toda la gente haya evolucionado igual de prisa que las máquinas.
¿Qué ocasiona esto? Pues que se presencien situaciones anacrónicas cuando una de estas fotocopiadora-impresoras deja de funcionar. ¿Quién no ha visto a alguien mayor dándole golpe al aparato que no funciona, intentando que se arregle? Bueno, pues allí hay quien -sin querer esperar a los técnicos de la casa- intenta arreglar la fotocopiadora abriendo y cerrando con violencia sus cajones de papel, uno por uno, una y otra vez, ¡pim, pam!, ¡pim, pam!, así muchas veces.
- ¡Nada pues papel tiene! -Suelen decir-.
Le abren otras compuertas y las cierran con igual fuerza. Pulsan los botones con vehemencia pero sin saber el efecto que tiene en la máquina, y aquello no va, por supuesto, no la arreglan y se van dándo voces quejándose de lo mala que es la máquina.
Menos mal que hay algunos, que ajenos a eso, cuando ven que la impresora no funciona, y da un mensaje de error, lo leen y se entretienen en presionar las teclas adecuadas y, ¡ya está!, la impresora funciona. Sin golpes y ni porrazos. ¿Milagro? No, sólo entender su lógica, porque a nadie allí le han dado un curso para manejarla.
¿Qué ocasiona esto? Pues que se presencien situaciones anacrónicas cuando una de estas fotocopiadora-impresoras deja de funcionar. ¿Quién no ha visto a alguien mayor dándole golpe al aparato que no funciona, intentando que se arregle? Bueno, pues allí hay quien -sin querer esperar a los técnicos de la casa- intenta arreglar la fotocopiadora abriendo y cerrando con violencia sus cajones de papel, uno por uno, una y otra vez, ¡pim, pam!, ¡pim, pam!, así muchas veces.
- ¡Nada pues papel tiene! -Suelen decir-.
Le abren otras compuertas y las cierran con igual fuerza. Pulsan los botones con vehemencia pero sin saber el efecto que tiene en la máquina, y aquello no va, por supuesto, no la arreglan y se van dándo voces quejándose de lo mala que es la máquina.
Menos mal que hay algunos, que ajenos a eso, cuando ven que la impresora no funciona, y da un mensaje de error, lo leen y se entretienen en presionar las teclas adecuadas y, ¡ya está!, la impresora funciona. Sin golpes y ni porrazos. ¿Milagro? No, sólo entender su lógica, porque a nadie allí le han dado un curso para manejarla.
Hasta luego
4 comentarios:
jajaja! reconozco q más d euna vez lo he hecho eso de pegar un porrazo a la fotocopiadora o cualquier aparato eléctrico que se me "rebele" pero si es verdad que se ahorra tiempoy fuerza si lees el error :P
No viene mal un poco de paciencia...jaja, eso de darle ostias es porque están estresados.
El otro día leí en el País semanal, que hay gente que se dedica a mirar el nivel de estrés de los trabajadores y por ejemplo se fijan en los botones de los ascensores, si están muy desgastados es porque hay estrés ya que quiere decir que la gente que curra ahí le da al botón mil veces jajaja...pues si lo miraran en vuestra empresa lo verían con esas reacciones violentas hacia las fotocopiadoras xD
qué rollo te he soltado!!
la fotocopiadora q tenemos en la biblio de la uni a veces tmb le pasa, pero es lo que dices tú, cuestión de leer...
jajajajajja, que bueno porfavor, si es que hay gente que no tiene paciencia!
carmncitta: No sabía lo de reconocer el estres por el desgaste de los botones. Jajaja, me fijaré más desde ahora en eso.
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