Comunidades de vecinos

Tengo un amigo que vive en un bloque de pisos en el que la mayoría de los vecinos son jubilados, eso sucede también en el resto de los bloques de esa urbanización que, como comparten unas zonas exteriores comunes, tienen formada una intercomunidad de vecinos. Como a tantos jubilados les sucede, allí también hay una mayoría que con su paga escasamente les queda para hacer frente a los gastos fijos mensuales de comida, vestido, aseo, limpieza, salud, agua, gas, electricidad, teléfono, comunidad, impuestos y mantenimiento de su piso.

Aunque no lo parezca, eso suma un buen montón de euros todos los meses.

La intercomunidad se reune varias veces al año y en esas reuniones siempre hay propuestas para gastos extras, algunas tan curiosas como colocar barandillas en la acera que parte de la verja de entrada al recinto, colocar tornos que impidan que se pueda pasar por esa puerta con las motos, instalar una estructura que dé sombra a los aparcamientos en superficie, contratar vigilantes nocturnos. En fin bastante gasto extra para sus economías. Mi amigo dice que también para la suya, que ya con pagar la hipoteca y los gastos mesuales del piso casi no lo queda para comer y vestirse y menos para divertirse, por eso se alegra cuando en esas reuniones de la intercomunidad lo normal es que se vaya postergando la aprobación de esos extras y sólo se apruebe una parte de todo lo que se propone a lo largo del año.

Cuando me entero del asunto me sorprendo que conociendo las dificultades de muchos de sus vecinos para llegar a final del mes hayan gente que no se cortan nada en proponer más y más gastos extras.

Por cierto sabéis que el Agente 007 entró en un bar de un pueblo de aquí cerquita y se presentó al dueño diciéndole:

-Hola soy Bond. James Bond.

A lo que el otro le contestó:

- Bond. Yo soy Brosio. Ambrosio.