La ropa usada

En las viviendas es muy frecuente que, cada cierto tiempo, coincidiendo con los cambios de estación, pongan unas cajas de cartón en cada planta para recoger la ropa usada que ya no nos sirve. Las cajas, que cada vez están más deterioradas, se pasan tres o cuatro días esperando su contenido, entre que las colocan y se las llevan. Es bastante frecuente que se llenen hasta la boca con las bolsas en las que se depositan las prendas que ya no usamos desde hace tiempo, pero que pueden tener un segundo uso por otra persona a la que le venga bien. Sin duda es una buena idea porque si a uno no le sirve, es una pena tirarla a la basura, si existe alguien pueda sacarle un provecho todavía.

El caso es que el otro día puse algunas prendas que ya no usaba en una bolsa en la caja y encima varias perchas de estas grandotas que entregan con la ropa comprada en El Corte Inglés, porque adquirí en Ikea varias de madera que me gustán más: son más ligeras y más útiles porque ocupan menos sitio en el ropero. Las que dejaba eran de plástico negro, muy grandotas y curvas. Las dejé por la noche y por la mañana cuando salgo muy temprano para mi trabajo veo que han revuelto la caja y que las perchas han desaparecido. Evidentemente esas no fueron muy lejos, a algún vecino les parecieron estupendas y las cogió para su ropero.