Caminando por la ciudad

Iba por un bulevar andando hacia una zona comercial de la ciudad cuando oigo chirriarle los frenos a una bicicleta que circulaba por el carril bici unos metros detrás mio, miro para cruzar el carril y no reconozco al ciclista, cuando pasa le vuelven a chirriar esos frenos de tacos cristalizados, miro nuevamente a ver quien es, me mira, no parecemos reconocernos, y seguimos sin siquiera saludarnos. Era alguien que coincidió en algún curso de la universidad , es cierto que nunca nos tratamos excepto durante algún café mañanero por ir con una ex-compañera de trabajo. Y el caso es que sigue igual (de capullín) que entonces: ni saludaba ni saluda. No comprendo a la gente que pasa de saludar a los que se cruzan en el edificio en el que viven, en el que trabajan o en el curso que ambos estudian. Por saludar nadie se mete en tu vida, al contrario la anima. Me parece una falta de educación gordísima, pero cada vez hay más por todas partes.

Hoy he visto una actuación de los bomberos. Tenían cortado uno de los sentidos de circulación de la calle. Había varios coches y dos camiones. Uno de ellos con la escalera desplegada directamente hacia el último piso del edificio junto al que estaban parados. Las persianas de la terraza y de las ventanas estaban bajadas. No había señal alguna de incendio. Ni humo, ni fuego, ni olor a quemado. Todo apuntaba a que los vecinos habían notado algo raro: la ausencia de algún vecino, una fuga de agua o de gas. La gente se agolpaba espectante en la acera de enfrente esperando a ver en que terminaba todo el episodio matutino. Ya estaba en lo más alto de su escalera desplegable el bombero. No sé lo que pasaría, no me paré, llevaba prisa porque llegaba tarde a una cita. Quizás sólo se trató de unas llaves olvidadas.