Una visión surrealista

Ha llovido estos días en Sevilla, pero no muy abundantemente, no obstante ayer por la noche cuando regresaba del trabajo, empezó a llover y cayeron unas gotas gigantes que se estrellaban contra el parabrisas del coche. Sentía sus golpes y eran tan grandes y aisladas que las veía caer desde muy alto, describiendo una curva, casi como atacando el coche. La luz de las farolas las iluminaban, era como una escena de un videojuego de alguna guerra de las galaxias en la que yo participaba y era el objetivo de unas nubes alienígenas. Jajaja, menos mal que al cabo de unos cientos de metros cesó el chubasco, la lluvia no había llegado allí. Me relajé y pensé: " Suerte que no hace mucho frío porque hubieran sido unos granizos terroríficos".

El ambiente estaba limpio y confortable, alguna ventaja ha de tener la lluvia en la ciudad, aparte claro está de lavarme el coche de balde.

¡Hasta Lueguito!