martes, 27 de abril de 2010
Paseo de un doble
Me crucé el otro día mientras caminaba por un parque, zona verde creo que lo llama el palabrerío municipal, con un individuo al que, a medida que se acercaba, le notaba un aire raro. Desde luego no parecía de esta tierra del Suroeste de Europa que es el triángulo del antiguo Reino de Sevilla, es decir, las provincias de Cádiz, Huelva y Sevilla, y parte de las de Badajoz y de Málaga. No era inmigrante, que va, pero tenía un aire más distante como la gente de otras tierras de esta península descohesionada. Tras cruzarme con él, empecé a relacionarlo con la imagen de un político muy conocido por todos, por muchos motivos, algunos de ellos muy, pero que muy personales, que se hicieron conocidos y debatidos en todo el mundo. Estoy hablando de Bill Clinton. Si era propio a él, en la cara, en los ojos, en el peinado, en la expresión con que me miró, en los andares. Vamos que pensé que era igualito a él, pero también era imposible confundirse, no era él, este individuo con el que me crucé era bajito, muy bajito, tanto que era como un doble de Clinton pero a escala reducida. Era como un clon defectuoso por su escasa estatura frente a ladel clonado. Por ello puedo decir que el otro día me crucé con el doble bajito de Bill Clinton. Curiosidades de la vida.
miércoles, 21 de abril de 2010
La Feria de Abril.
Ayer estuve. Salí del trabajo a eso de las dos, me fui andando porque no coge muy lejos y llegar en el coche era impensable, en autobús también al estar de huelga y el metro atestado de gente era imposible, porque los trenes pasaban ya llenos; en cuanto al taxi, era una locura con el atasco de tráfico que había. Algo antes de las tres entré en una caseta, en compañía con dos amigas, nos dirigimos a lo más interior de ella., dónde está el bar Allí pedimos una jarra de un litro de rebujito, flamenquines, tortillas y revueltos de ajetes. Con algo de suerte nos sentamos alrededor de una mesa de las que hay en la caseta, sentados en unas sillas de las de tipo sevillano, una de ellas plegables, que es la innovación de este año, dimos buena cuenta de todo lo que habíamos pedimos en el bar. Era una caseta particular en la que estábamos, la lástima es que a esa hora del día, a pesar de que había bastante gente, estaba algo aburrida. Después salimos y anduvimos por el Real, el Sol estaba muy fuerte y hacía bastante calor, los paseantes, numerosos, disfrutábamos del precioso paseo de los coches de caballos.
Estuvimos en varias casetas más, hasta bien entrada la madrugada, en todas bebíamos, sin pasarnos, y comíamos algo. En algunas entrábamos para saludar a amigos que veíamos que estaban por allí. Resultando un constante ir y venir, beber y charlar, porque lo que se dice bailar, lo siento pero a mí no me va, aunque me gusta estar envuelto por el ritmo de las sevillanas. Entre las casetas en las que estuvimos unas eran particulares, otras de asociaciones profesionales, o culturales. Lo pasamos bastante bien, dispusimos de caseta, porque aquí la mayoría son privadas, y cuesta trabajo entrar en ellas. Ya de madrugada, me despedí y volví a casa, para lo que tuve suerte, porque andando por la calle vi acercarse a un autobús de la línea que cojo, que por lo visto había terminado la huelga.
Ahora mismo está lloviendo, lástima, aunque por estos chaparrones no se estropea la Feria. Hoy habrá mucha animación, porque aunque haya que apretarse el cinturón, hay que disfrutarla, y además porque hoy es festivo, ya que al caer este año en domingo el día de San Fernando, el Ayuntamiento a establecido como día de fiesta local a este día de lla Feria.
miércoles, 14 de abril de 2010
Coincidencias
Hoy me he cruzado de nuevo con una chica que siempre que la veo va corriendo como si llegara tarde todas las mañanas al trabajo. No es un día ni dos, hace meses que de vez en cuando me la cruzo por los mismos jardines y siempre va corriendo y con el apuro de quien no llega tiempo. Ya me dá algo de risa verla.
Por otra calle a veces me cruzo con uno que lleva siempre la misma ropa muy llena de goterones de pintura, es un pintor de brocha gorda no hay duda, lo curioso es que a este a veces lo he visto al regreso, parece que tiene los mismos horarios.
A veces me he encontrado con alguna compañera que no sabía que vivía por la zona dónde yo, y curiosamente también me la he encontrado días y días seguido, era casi como si lo hubieramos acordado, pero no era así. Otras veces con una vecina, y lo mismo, al coincidir un trayecto y charlar con ella pues se coge mas cercanía que antes de esa coincidencia.
Otra vez estoy esperando el autobús y llega una muchacha muy grandota y venga a hablarme. Pero bueno que me vé hoy si he salido igual de cansado que todos los días. Yo me limito a contestarle a lo que dice, porque no busco una relación y si tranquilidad en mis trayectos.
También me he encontrado a conocidos que no veía hace tiempo y con los que en algún caso tampoco tenía ganas de charlar, así que aguanto el tipo hasta que vamos por caminos diferentes.
Otras veces me cruzo siempre con un grupo muy numeroso de inmigrantes, rumanos posiblemente, que esperan en la acera de una plaza como que los recojan para irse a algún trabajo de la construcción, aunque esto parece dificil en estos tiempos.
Los días que cojo el autobús también coincido con inmigrantes rusas, y con multitud de hispanoamericanas y a veces algún africano negro. También es curioso pero no recuerdo haberme cruzado con norteafricanos que acudan a su trabajo, y digo curioso, porque haberlos los hay pero no los he visto a las horas en las que me dirijo o vuelvo del trabajo.
lunes, 12 de abril de 2010
Mosquitos
Los mosquitos tienen una rara predilección por mí. Es tanta mi atracción irresistible que como entre uno en la casa, ese se va a mi cuarto, seguro, seguro, a fastidiarme el sueño. Porque mira que resulta molesto el zumbido de un bichejo de esos en medio de la noche. Y mira que resulta difícil localizarlos cuando por fin he reaccionado encendiendo la luz. Y mira que me da alegría darle con la palma abierta y espachurrarlo en la pared. Y que pena me da de ver la sangre que dejan en la pared porque era sangre mía que me acababa de sacar en una picada mientras dormía. Y como me alegro de que su glotonería haya sido su perdición porque si se hubiera contentado con lo que me sacó no me hubiera despertado en su último vuelo rasante sobre una de mis orejas. Pero que rabia me dá cuando se me escapa del golpe que le había destinado. Y que rabia me da que digan que son las hembras las que pican, yo no las distingo, sólo son mosquitos que me molestan mientras duermo.
Pero resulta que desde hace un tiempo para acá estoy viendo unos mosquitos que me impresionan por lo grande que son. Deben de ser como dos veces más largos que los normales, aunque son más torpes y bobos que los otros, ¿qué habrán comido para crecer tanto? Hoy mismo, he liquidado uno en el cuarto de baño. Menos mal que, hasta ahora, estos siempre los he cazado antes de irme a dormir.
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